miércoles, 31 de octubre de 2018

Déja vu

El vacío y yo nos conocemos
desde que bajaste la escalera,
desde la confesión de parte
conque se inició tu ausencia.
El silencio heló mis venas 
y el corazón hasta volverlo piedra,
para hacerlo trizas con excusas
como un gong a los cristales de Bohemia.
Es un horror,
jamás encontraré mis pedazos.
¿Sabés cuánto me cuesta 
reconstruír la mirada,
la que tenía luciérnagas 
y se quedó sin lágrimas?
No hay forma de volver a las pérgolas,
las brujas,
o la farola de Costa Alta;
ni siquiera pagando el precio más caro.
Primero, lo que queda se llama vacío,
segundo, no se negocia con el vacío
y llamarle vacío al Señor Vacío
no es metáfora sino eufemismo...

Raquel Nieto

miércoles, 24 de octubre de 2018

Memorándum


Hoy se acuñaron monedas
con mi cara de Scarlett O'Hara
  /de setenta veces siete
/de marketing vida.
Y se abolió la lealtad
por su pinta de sobredosis 
/de low cost de madrugada
  /de anarquía.
Hoy nevó en plena primavera
y la ciudad no se enteró
/ni los ecologistas.

Raquel Nieto 

jueves, 18 de octubre de 2018

Freelance

¿Por cuánto se vende al amor de tu vida?
Punto.

Ese es todo el poema.
¿O es obligatorio agregar versos para estúpidos?
Wikiversos.
Eso.

Barato se compra en Arroyito.
Todo estaría en el precio.

martes, 16 de octubre de 2018

Nudo

Las palabras en fila india
suben hasta la garganta
y se amontonan en el nudo
que a modo de horca
el doce de octubre
me ató tu voz.

Raquel Nieto 

Qué importa

¿Cuándo se murió mi jazmín?
¿Qué día cayó la última hoja?
Tal vez empezó a morir hace dos meses
cuando se llenó de hormigas negras,
la primer mordida,
el primer veneno,
la primer batalla perdida.
Nada muere en un instante
todo agoniza un poco
y sigue vivo otro poco
después de la hora de la muerte.
Y "la hora de la muerte"...
¡qué obsesión con anotar la hora exacta!
El médico siente que no hay latidos
y es casi automático: mira el reloj,
murmura 'hora de la muerte'
y anota cero cuarenta y tres de modo arbitrario
¿acaso estaba más vivo a las cero treinta y seis?
¿más vivo que mi jazmín verde
pero con hormigas negras
devorándolo?

© Raquel Nieto

sábado, 13 de octubre de 2018

Mute

Desde ayer hasta hoy pasaron años,
ya no recuerdo la última palabra
del discurso de la poesía.
Definitivamente fue otra vida.
Pude meter los dedos en la licuadora
para tranquilidad de la infamia:
un licuado exquisito de páginas en blanco
pero la poesía jamás
se dejaría reprogramar el parto.
Llovió irreversibilidad,
llovió una tormenta de arena.
Pude hacerme una playa
o un desierto
pero la poesía siempre fue un reloj
y aposté todo a la espera.
Definitivamente lo mío no son las apuestas.

Raquel Nieto