martes, 5 de enero de 2010

Paradoja


Algunos cuentan billetes
otros cuentan penas
los niños de las esquinas
venden su propia historia
y con suerte cuentan monedas.

Unos lavan fortunas
otros lavan conciencias
los niños de los suburbios
se lavan con agua sucia
de cólera y violencia.

Aquellos tienen mansiones
que resisten terremotos
a estos les vuela chapas
y desarma sus cartones
el primer viento de agosto.

Si los que dicen amar
escucharan la magia
del viento entre los dedos
cuando vamos de la mano,

y dejaran de jugar la guerra,
de invadir países
de pagar favores
de explotar trenes
de matar rehenes
de robar petróleo…

Entonces entendería.

Pero el tren seguirá enhebrando
estaciones en línea recta
y yo quedaré esperando
en la del desconsuelo
del silencio sin respuesta.

Si una serpiente se come la cola,
y acaba comiéndose toda
¿cuál será la paradoja?