viernes, 10 de febrero de 2017

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Escucharte respirar y el contrapunto
de las gotas sobre los techos,
sentir que me desabrazás
porque te vas a dormir como un tronco,
verte comer mis bruschettas
y chuparte los dedos
y pedirme más,
y provocarte (sin querer) carcajadas
o ira asesina
o ternura infinita,
y desear una canción de vinilo
lo que supone desenterrar discos
además del Spencer
y el chamuyo marca registrada
y la sonrisa...
Repetir la misteriosa entrada
del mago y el ritual de la pista:
empujarme a la galera
y convertirme en paloma
o conejo
o nube
y enseñarme a amar
a llover
a volar...
¡Vaya éxtasis que le das a mi vida!